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Museo Casa Arte Performance

TRANSPARENTE

Todo comenzó cuando...

Maga llenó su mano con pintura negra y la puso sobre la mejilla de Diego Atl, nuestro amigo. Diego entró a la instalación sobre el piso alfombrado y comenzó a ser parte de la pieza. Su cuerpo, su ser, eran parte. Y se volvió pintura. Pintura expandida. 


Otros se fueron sumando y se perdió la cuarta pared, y la quinta. La gente entró en la instalación y se apropió de ella. Recuerdo estar en trance, tomando mezcal, con una mascara mortuoria y un gatito de peluche bañado en pintura negra en mis manos. En algún momento me detuve a observar lo que estaba pasando. 


Más de dos decenas de personas estaban accionando al mismo tiempo. La pintura se expandía fuera de la sala. Una bola de algo sumergida en pintura negra fue arrojada violentamente contra el techo. La pintura volaba literalmente por la sala. Me percaté de que necesitaba poner a salvo a los peces de la pecera porque gotas de pintura les estaban cayendo. 


De pronto estas personas estaban pintadas de negro. Su empatía hacia la obra la llevaban en una mazorca sonrisa en sus caras negras. Sus caritas prietas cariñosas, gustosas de ser parte. Negro identidad, negro experiencia, negro subjetividad, negra amor. Sentir la temperatura y el color de la pintura en la piel. Sentir el tiempo secar la pintura en los vellos de la piel. La humedad del color negro. Sentir el negro, la negra piel.


El happening consistió en invitar al espectador a participar en el proceso pictórico. La subjetividad de la gente eligió qué y cómo pintar. Hubo quien destruyó cuadros de simetría y orden mediante el caos producto de un puñetazo. Hubo quien sumergió libros de matemáticas en pintura negra con gracia, deseo y placer. Hubo quien barreteó espejos tratando de borrar una imagen con sus propias manos llenas de pintura negra. 


El artista del happening comprende que más que autor es un mediador. Esculturas in situ a partir de modelos vivos, de materia viva, medio vivo. Tiempo y espacio real, presente, presencia pura. Se desprenden del artista justo en el momento de ser. Cobran forma y sentido personal para cada uno de los participantes de la experiencia y los espectadores que conocen la obra. La pieza TRANSPARENTE se convirtió en un referente de vida para los que allí coincidimos. La obra no está prefabricada sino que se va desarrollando en gran parte por la improvisación. Más que una instrucción fue una invitación a la expansión de la pintura negra.


TRANSPARENTE se suscitó como una terapia. Una terapia personal y de pareja. Una terapia del otro y una terapia social. Los participantes pudimos tomar la voz y canalizar nuestras inquietudes personales: una estrategia de emancipación. Una catarsis que iba dejando como el volcán tras la erupción, un paisaje negro. Desolador. Cargado. Llena de esperanza la tierra fértil, enriquecida y mojada.

El assemblage, el happening y el fluxus rechazan la noción de arte existencial derivada de la subjetividad desproporcionada del expresionismo abstracto. TRANSPARENTE abraza al arte existencial y a la subjetividad desmedida pero la comparte entre amigos e interesados. Es un juego como diría Gadamer. Propone jugar a ser pintura. Llevar el luto como un juego. Jugar mientras se pueda.  


Los artistas convocaron al público a acompañarlos y participar en el proceso de creación de la “habitación negra”. El día de la inauguración hubo cientos de observadores pero alrededor de 30 personas dejaron su huella negra en los muros del museo. Alguien pintó los cuadros con ira o quizás con gozo, alguien las máscaras, el piso, varios escribieron frases, alguien dibujó un pene eyaculando, una vagina… la pintura fluía, goteaba, chorros y manchaba sin poderla contener, incluso a algunos observadores ennegrecieron o fuera del área de exposición; es cierto, todo se salió de control por un momento: un volcán en erupción catarsis cuya lava va destruyendo todo el paisaje convirtiéndolo en una fosa negra. Hubo que rescatar a los peces en su acuario de la mano a punto de echar pintura. Rocío Boliver llegó elegantemente vestida al finalizar la noche de la inauguración pero minutos más tarde huyó de las manos negras. El arte participativo desata las fieras: los pintores.


TRANSPARENTE

Volcán en erupción
Explota negro
Desde las fauces del inconsciente
Movió las manos
Sudó las frentes
Transfiguraciones
Arrasó
Y dejó negro
Dejó vacío
Dejó la ausencia
La muerte
El paso de la vida
Catarsis varia

Volcán

Hábitat Nihilis

Acción duracional de habitar el museo.
Soñar el ambiente, imaginar la obra.
Okupar el museo.
Armar un rompecabezas.
Comer y beber productos negros.
Una pecera con una pareja nadando en su habitación.
Una pecera del tamaño del mundo
Dos peces
Cuando uno aletea el otro vibra
Interconexión
Nosotros 70% agua
Espacio 99.99% vacío
El ciclo de lo orgánico a lo transparente
En un litro de agua
En medio vaso de agua
La imposibilidad de entender nuestra propia muerte
Dos tiburones rumoreando
Dos rémoras sin tiburón.


El montaje de la exposición duró una semana. Al cabo de varios viajes y muchas horas de embalaje, mudanza y acomodo el 8 de febrero estábamos listos Maga y yo para TRANSPARENTE. Hasta el día de la inauguración estuvimos allí ajustando los últimos detalles de la instalación. Verificando y comprando las últimas cosas que necesitaríamos para habitar el museo sin salir de él durante cuatro días. La comida y las últimas cosas necesarias para dejar nuestra casa en Cuernavaca, dejar a nuestro conejo y al gato Pulque Mayahuel y habitar el museo. 


El montaje de la semana anterior consistió en la apropiación del espacio. Prepararlo para vivir en el lugar. Limpiarlo, barrerlo y trapearlo. Prepararnos para nuestra mudanza. Hacer del baño en el museo. Sentir eso que se siente cuando uno está a punto de cambiarse de casa y cuando se llega a un nuevo casa para devenir hogar. Esa sensación de apropiación del espacio para crear un vínculo, un lugar. Esa sensación epistemológica y ontológica de pertenencia a un territorio. La construcción de un hábitat. 


Soñar el ambiente. Mirar los muros e imaginar la obra. Acomodar en la imaginación la cocina y el dormitorio. Darle sentido, materializar una casa. Hábitat hogar. Imaginar los muebles y diseñar el acomodo. La curaduría de la obra consistió en la formación y consolidación de un hogar: hábitat de los artistas. En darle forma a la casa, mudanza y apropiación del lugar.


Invitamos a nuestros compañeros de la maestría en creación artística a que nos acompañaran y visitaran en la instalación de TRANSPARENTE durante una tarde. Nos ayudaron a armar un rompecabezas sobre el suelo alfombrado. Estuvimos tres horas tumbados en el suelo, rodeados de fichas multicolores con el fin de armar una imagen que terminaría siendo negra.  


Con el tiempo concretamos una relación hogar con el espacio museo. Mi cuerpo y el de Maga comenzaron a crear una memoria corporal sobre su entorno. Comenzó el hábitat. Para habitar un espacio hay que respirarlo, sudarlo, mirarlo e imaginarlo mucho. Un trabajo intelectual de autoconocimiento.
En esta experiencia me parece relevante establecer un símil entre TRANSPARENTE y el movimiento social europeo de finales del siglo XX y principios del siglo XXI denominado okupa que reacciona al concepto pancapitalista de la propiedad privada mediante utilizar edificios o viviendas vacías y terrenos desocupados con el fin de sacarles provecho: vivir en ellos, habitarlos o utilizarlos como centros de reunión u otros fines sociales, culturales y políticos.


En TRANSPARENTE nos propusimos okupar el Museo de la Ciudad de Cuernavaca MUCIC. Apropiarnos del espacio público expositivo para crear un ambiente propio personal. Migrar. 


Nosotros llevábamos ya varios días en performance para cuando la inauguración. En el trance de la mudanza, la metamorfosis y el cambio. Ya éramos partes visuales de la obra plástica instalada en el museo. Cuando se abrieron las puertas en la inauguración yo estaba produciendo la última pieza de la instalación que conformaría TRANSPARENTE. De la lista de 123 piezas la última fue un dibujo, una pintura ejecutada con el dedo y con pintura negra. A la manera prehistórica la plasmación de la mano como símbolo. Como signo de autoría, de autorretrato. La sala del museo era ya una prolongación de nuestro cuerpo. 

En lo alto de la pared de la cocina dibujé un sol y nueve lunas en fase. Evocación del paso del tiempo, de los ciclos, de la memoria, del cambio en el ser, de la relación del sol y la luna, de la pareja, del amor pero sobretodo de la compañía, del fuego, la luz, la dependencia y la codependencia, del reflejo de la luz del sol sobre la superficie de la luna para formar las fases visibles desde la tierra, del otro, de las relaciones del ser con el otro, la percepción y la conformación de una identidad en torno al otro.


MaGa llegó en la inauguración, tuvo que dejar el carro en casa, al regresar, las personas ya estaban en la sala, viéndome acomodar las lunas en el muro de la sala expositiva. MaGa entró y comenzó, junto conmigo, a pintar el espacio, a pintar de negro la instalación, nuestras pertenencias, nuestro hogar, los caballitos azules que pintamos entre los dos, el corazón de hoja de oro, nuestras máscaras, nosotros mismos.

Autorretratos

Prepara sus óleos. Hace mezclas sobre una paleta. Mira de frente el caballete en donde se encuentra un viejo autorretrato pintado al óleo. La pieza central de una exposición realizada quince años atrás en Guanajuato. Un autorretrato fauvista de pinceladas gruesas que ensimismaba un colorido rostro putrefacto en descomposición. 


Un punto, una línea de color negro en el lagrimal del ojo en la pintura desciende por la mejilla. De pronto el pintor deja el pincel quieto sobre el lienzo, congelando el verbo de pintar. Con el otro brazo coge otro pincel y toma óleo negro de la paleta. Vuelve a pintar la lágrima negra en el lienzo, a partir del lagrimal, baja la línea, pero ahora pinta el pincel, sube. Pintura negra repta por el pincel, por la mano del pintor que sostiene el pincel sobre el lienzo. Sube por su brazo hasta el cuello. Sube por su mejilla y termina en el lagrimal del pintor. Un línea que conecta los dos ojos. 


La mano fija pincel al lienzo, el pintor vuelve a poner óleo negro a las cerdas del otro pincel y comienza a pintar ya no sólo una línea sino comienza a emerger una mancha negra de los ojos del autorretrato. Una mancha que se extiende por todo el rostro. Pinta todo el pincel, los dedos y su mano. La pintura devora no sólo el color sino la forma, lo orgánico, la vida. 


Pinta su brazo de negro. Pinta todo el lienzo. Pinta su torso el otro brazo. Toma la pintura con sus manos y la vierte directamente sobre su piel. Se ennegrece a un lado de su autorretrato. Se vuelve sombra, pintura negra. Materia negra. Idea inmaterial. Sigue pintando. Invita a Maga a ser pintura. Maga lo pinta. Negras mutuamente y viceversa. Negras. 


La habitación oscura a su alrededor les hace desaparecer en su entorno. Se vuelven transparente. Desaparecen en su obra y desaparecen en su ambiente.
Es una negritud en medio de la oscuridad, pintando de negro un lienzo que no ven. 


Una pintura monocroma hiperrealista.

Pintura expandida

Transfiguraciones

Maga amasa el maíz, agrega agua. Va formando una pasta, una masa materna, mexicana, donde reconocerse. Bate y agrega un poco de agua. Le va dando forma. Recuerda a su abuela. Recuerda el olor, la textura, el color. Las manos de su abuela torteando.
Hace la masa y agrega unas gotas negras. La masa se torna oscura. Bate. Ahora la masa es negra. No parece algo comestible sino parece una idea de enfermedad y putrefacción. Tierra mojada.

Maga toma la masa en sus manos y la coloca en su cara produciendo en su cuerpo un ser monstruoso, sin forma. Se desfigura el rostro informalista.

Una cara de tierra profunda.
De tumba abierta.
De masa de maíz.

Cumpleaños

El 23 de febrero es mi cumpleaños y decidimos hacer un performance en la sala del museo TRANSPARENTE para conmemorar el paso del tiempo.
Un pastel negro, velas negras.
Gorritos y aguinaldos.
Adornamos con serpentinas negras que se retorcían por toda la sala entre hileras de banderines y papel picado negro.
Cantamos las mañanitas.
Es sobre la muerte.
Sobre lo efímero.
Las velas se consumen, la luz se apaga y una columna de humo sale de ellas.
Se desvanece.
Una máscara mortuoria no deja ver el rostro.
Estas son las mañanitas.
Las miradas perdidas se entrecruzan.
El pastel negro se parte.
Despierta mi bien despierta mira que ya amaneció.
Se comparte el pan entre los asistentes.
Se les invita a la fiesta con un caballito de mezcal negro.
La fiesta somos todos. El juego de sabernos.
Conmemorar la presencia.

Cosmos

La danza butoh es parte de una meditación corporal que plantea el dejarse en libertad de vagar por el cuerpo como si de un espacio-tiempo se tratase.
La danza Ankoku Butoh refiere a un estado de espiritualidad cercana al cuerpo como raíz material del ser, un lienzo para el movimiento. 

Observar la intimidad de una pareja a oscuras. Dos cuerpos. Caricias y besos. Van pegando estrellas plateadas en sus cuerpos y el espacio. La habitación íntima se invierte, se vuelve el universo abierto. 

Mi cuerpo es momificado en piel.
La cinta canela me envuelve completamente sujetando mis brazos en mis costados.
La cinta atraviesa mi espalda en varias direcciones. Me aprieta las piernas y las costillas, se enrosca alrededor de mi cuello. 

Traga poco a poco todo el cuerpo.
Mi rostro se pierde en cinta. Mi pelo, mis oídos, mis ojos, mi boca.
Todo mi cuerpo es envuelto en el capullo color piel.
Un cuerpo tirado en el suelo, empacado, mudando, transmutando, transformándose en algo.

De pronto mis dientes despedazan la cinta en mi boca, mi lengua sale.
Lentamente comienzo a mover los miembros y a surgir. Poco a poco hay movimiento.
La cinta comienza a abrirse dejando ver mis dedos. Hay un gran esfuerzo pero logro sacar mis manos.
Y penosamente logro liberarme después de.
Haciéndome daño, jalones, machucones, golpes.
Pero logro liberarme.
Un cuerpo desnudo emerge.
La cinta forma una escultura per sé.
Un envoltorio.
Un cambio de piel.
Las formas de un cuerpo quedan moldeadas.
Como cuando los insectos cambian de piel.
Algo suyo, que era su piel, su forma, su identidad, es puesto a consideración como una escultura.
Una presencia.
Presencia de un cuerpo.
Performance escultórico.

La imagen que le da título a la exposición

 A lo largo de cuatro días fuimos pintando de negro toda la sala del museo. El domingo madrugamos dando los últimos toques a toda la sala y finalmente al medio día pintándonos de negro mutuamente hasta ser parte del espacio. Nos volvimos espacio vacío. Pintura pura. Pintura expandida. Eramos artistas, arte, espectadores, pintura, amor, éramos utopía bañada en negro. 

Nuestros cuerpos sobre la cama. Una pareja en compañía usando máscaras mortuorias. Amor. Intimidad. Confianza. Pareja. Son muchas cosas pero sobretodo amor. Esta es la imagen que le da título a la exposición. Cuando yo pensé en esta imagen que se produciría en la exposición pensé en el título como un flechazo TRANSPARENTE. Como un cristal de cuarzo luminoso y diáfano, como el agua pura o el aire entre nosotros. Este color negro es TRANSPARENTE.

La pareja muestra en su intimidad en la oscuridad de la sala la imposibilidad de vivir sin una máscara. La imposibilidad de no pensar en la muerte o desde la muerte. No vivir desde la muerte. La muerte de nuestros ancestros nos dan rostro.
Esta acción termina con dos cuerpos fundidos en el espacio negro: donde hubo vida ahora son poco menos que imagen o pero aún, cosa no vista. Angustia. Desesperación. Miedo. Locura. Sombra. Cuerpos vivos desahuciados. Materia corpórea en proceso orgánico, sistema del desperdicio. Basura orgánica. Muerte.

El domingo 11 de febrero desalojamos el museo. Nos fuimos a casa.

Postperformance

Al llegar a casa para mí fue el primer día del resto de la vida. PostTRANSPARENTE. Llegar a tener consciencia de sí mismos. De nuestro tiempo, de nuestro espacio, del contexto histórico y social pero sobretodo personal. Nos ha tocado vivir con la relativa y reciente pérdida de fe en una gran narrativa que determina el modo en que las cosas deben ser vistas. El punto cero de la existencia. 

Nuestros ojos seguían afectados por el color negro. Veíamos con sombras y dejos ópticos nuestra casa. Lo comentamos y llegamos a esa conclusión. Nuestra mirada había cambiado y podíamos percibirlo de manera muy física. 

Nos bañamos y mientras lo hacíamos, éramos color negro desvaneciéndose por la coladera.  

PRESENTACIÓN DE LA EXPOSICIóN TRANSPARENTE

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TRANSPARENTE Habitar la pintura

Tesis Maestría Creación Artística.

JUABLO: Tesis TRANSPARENTE habitar la pintura (pdf)

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